14.08.2019

Elementos arquitectónicos e interiores: una vista ultra gran angular

Una de las mejores cosas de visitar una ciudad nueva, ya sea de vacaciones o en una visita de un día, es la oportunidad de explorar los nuevos elementos arquitectónicos que alberga. Muchas ciudades son célebres por sus paisajes urbanos y sus estilos arquitectónicos y, de hecho, algunas atracciones turísticas pueden constituir parte del motivo que te haya impulsado a visitarla.

Existen muchas formas de enfocar la fotografía arquitectónica y de interiores. Merece la pena combinar todas las formas de hacerlo para que las imágenes presenten cierta diversidad de aspecto. Puede que la técnica más compleja de dominar sea utilizar objetivos ultra gran angular que permitan perderse en el encuadre y crear nuevas y emocionantes perspectivas.

Hay varios objetivos gran angular en la serie X que van desde el XF10-24mmF4 R OIS, compacto y versátil, hasta el objetivo zoom XF8-16mmF2.8 R LM WR de alto rendimiento y el XF14mmF2.8 R de focal fija. Todas son buenas opciones para arquitectura e interiores, y no solo porque permiten incluir un mayor número de elementos en el encuadre, sino porque exageran la perspectiva y la escala y proporcionan un mayor dramatismo visual.

No obstante, esta exageración también constituye el motivo por el que los objetivos ultra gran angular son algunos de los más difíciles de usar y exigen un mayor tiempo de práctica para su dominio. Veamos algunas formas de aprovechar al máximo los objetivos ultra gran angular de cara a un próximo viaje.

Composición y encuadre

Si es la primera vez que utilizas un objetivo ultra gran angular, y una vez que el propio concepto no te haga perder los nervios, el primer desafío a superar es la composición. Cuando el encuadre presenta muchos elementos es complicado excluir ciertos objetos o ser selectivos a la hora de recortar, pues es muy sencillo sentirse abrumado con todo aquello que aparece en la imagen.

Lo mejor es intentar agrupar objetos en capas que vayan alejándose progresivamente de la cámara. Se debe pretender que el ojo del observador vaya desde la capa en primer plano hasta la capa del fondo, reparando por el camino con la capa intermedia.

Asimismo, trata de usar líneas guía. Los objetivos ultra gran angular exageran estas líneas y elementos como escaleras serpenteantes y suelos con azulejos de diseño pueden ayudar a crear composiciones muy potentes.

Busca la simetría

Las composiciones simétricas producen tal impacto con objetivos ultra gran angular que son capaces de dejar atónitos a propios y extraños. El sentido de profundidad y escala es sorprendente, exagerando sobremanera esos interiores que fueron diseñados con la simetría por bandera como es el caso de las iglesias o las casas palacio. Los jardines también suelen presentar una distribución con patrones repetitivos o imágenes simétricas que pueden utilizarse en primer plano para complementar los edificios de su entorno.

Mantener las cosas a nivel

Existe una diferencia fundamental entre capturar paisajes con un objetivo ultra gran angular y realizar fotografías arquitectónicas. Los edificios y los interiores cuentan con más líneas rectas de lo que ocurre de manera natural en paisajes rurales, lo cual exige una mayor atención a la hora de mantener el nivel de la cámara para evitar lo que se conoce como «verticales convergentes».

Este fenómeno tiene lugar cuando colocamos nuestra cámara hacia arriba o abajo, de modo que los bordes rectos de un edificio tienen a inclinarse entre sí, haciendo que parezca que este se va a caer hacia atrás. Ello es una consecuencia perfectamente natural de la perspectiva: se trata del mismo efecto que hace que las vías del tren parezcan converger en el horizonte. Sin embargo, como nuestro cerebro no registra este fenómeno al observar edificios directamente, queda extraño en las fotografías.

Todos los objetivos generan verticales convergentes al apuntar hacia arriba o abajo, pero ello queda muy exagerado con un objetivo ultra gran angular (como todo lo demás). De hecho, incluso el movimiento más ligero de una cámara lejos del horizonte es capaz de generar confusión. Solo existen tres soluciones:

  • Colocar la cámara perfectamente a nivel garantiza la ausencia total de verticales convergentes. Por tanto, en lugar de mirar un edificio hacia arriba, trata de moverte físicamente a un plano superior para disparar desde una ventana cercana. Así podrás mantener el nivel de la cámara. También puedes alejarte de la escena (o alejar la vista con el zoom) de modo que la parte superior del edificio entre en el encuadre (siempre podrás cortar el primer plano desaprovechado más adelante).
  • O puedes hacer trampas. Muchos programas de edición fotográfica permiten definir lo que se supone que son verticales con líneas rectas para posteriormente deformar y doblar la imagen para que esos bordes queden verticales. Adobe Photoshop, Lightroom o Capture One de Phase One son algunos programas que incorporan esta función.
  • El tercer método de lidiar con verticales convergentes no es realmente un modo de evitarlas, sino de buscar su presencia y aprovecharlas. Las verticales convergentes no quedan tan mal cuando se exageran buscando un efecto dramático. Por tanto, prueba a colocarte justo debajo de alguna estructura y apunta hacia arriba para capturarla desde un ángulo mínimo de 45º.

Busca marcos

Un modo genial de otorgar profundidad a la fotografía arquitectónica es buscar algo en primer plano que pueda dejarla encuadrada (lo ideal es otro elemento arquitectónico que la complemente o contraste con ella). Esto podría ser un marco de ventana decorativo, una puerta o algo más grande como un conjunto de columnas o un arco.

Vigila la exposición

Otra dificultad añadida con una vista gran angular es la diferencia de brillos que pueden estar presentes en el encuadre. A fin de cuentas, puedes mirar hacia el sol (o hacia una ventana en el caso de interiores) y, simultáneamente, apartar la mirada de él en la misma imagen. Esto confiere importancia al rango dinámico al disparar con luz intensa.

El modo más simple de evitar este fenómeno es utilizar el ajuste del rango dinámico de la cámara, accesible a través del menú Q. Prueba a ajustarlo al 200 % o 400 % para conservar los detalles en las zonas más claras y oscuras. También puedes intentar disparar en modo Raw para recuperar alguna zona iluminada o sombras opacas sin mayores atributos que hayan quedado recortadas.

También puedes capturar secuencias de tres disparos con cambios mínimos, de modo que la diferencia solo sea de 2 pasos de exposición con la función de bracketing automático de la cámara. En posproducción puedes combinarlos para conformar una imagen de rango dinámico alto (HDR) que contenga mucha más información que un solo archivo Raw. Así podrás conseguir una exposición de aspecto natural en todo el encuadre.

Intenta crear una imagen panorámica

Por último, aunque vayas a disparar con un objetivo gran angular, no tienes por qué ampliar el campo de visión con el modo de disparo panorámico de la cámara. Procede igual que harías con otro objetivo, pero asegúrate de que giras la cámara hacia su lado para capturar la altura máxima posible en el encuadre. ¡Y ten cuidado para no incluir accidentalmente tus propios pies!

Acércate mucho a tu sujeto para evitar que todo se vea algo alejado y prueba a captar vistas panorámicas fluidas de lado a lado. Quizá necesites unos cuantos intentos para encontrar la velocidad adecuada del movimiento panorámico, pero los resultados bien merecen la persistencia.