06.07.2021 Rodrigo Roher

Fujifilm X-E4: Belleza, minimalismo y potencia

Rodrigo Roher

Nací en Salamanca (1976) y crecí en Ciudad Rodrigo. Con veintitrés llegué y me instalé en Madrid. Terminé Trabajo social y Comunicación Audiovisual (Universidad de Salamanca) y llevo unos años estudiando arte (antes Bellas Artes en la Universidad Complutense y ahora en el Grado de Artes de la UOC). En 2009 redescubrí la fotografía gracias a la fotografía de calle y documental y desde entonces caminamos juntos. 

 

 

Soy Rodrigo Roher y me considero fotógrafo de calle y fotógrafo documental. Llevo años trabajando con cámaras de la serie X de Fujifilm y concretamente, dentro de la línea X-E, he utilizado con regularidad las X-E2 y X-E3. La nueva Fujifilm X-E4 es, junto con el nuevo Fujinon XF27mm F2.8 R WR, un conjunto perfecto para la fotografía que yo realizo.

Rara es la vez que salgo de mi casa sin una cámara y esta X-E4 junto con el XF27mm, es una cámara perfecta para portar a diario, ya sea en una pequeña bolsa, en un bolsillo de chaqueta o simplemente colgada al cuello.

Mi trabajo consiste generalmente en jornadas maratonianas donde valoro mucho que una cámara sea pequeña y poco pesada. En ese sentido, la X-E4 es muy pequeña y ligera ya, que apenas cuenta con 360 gramos de peso. Esto la hace para mí una cámara ideal para su uso diario.

Otra de las cosas que más valoro en una cámara es que me haga pasar lo más desapercibido posible. La discreción, la no intimidación, son fundamentales en mi manera de trabajar. La Fujifilm X-E4 permite integrarme en la escena sin llamar demasiado la atención.

La sobriedad y rectitud de sus líneas y ese aire a vieja cámara telemétrica hace que la gente, en cierto modo, empatice con ella y contigo.

El magnífico visor electrónico desplazado a la izquierda, al modo de esas telemétricas, me posibilita estar constantemente pendiente de lo que sucede a mi alrededor, algo muy importante para mí para saber cuándo apretar el disparador y hacer “click” en el preciso momento.

Personalmente me parece una cámara de líneas irresistibles que enamoran a primera vista. Por momentos, trabajando con ella me he sentido como los fotógrafos clásicos; es una sensación difícil de explicar hasta que no se prueba.

La desaparición de gran parte de la botonería en su parte trasera la hacen terriblemente sencilla y, a la vez, terriblemente divertida para la fotografía de calle. Puedes colgártela en la mano o cuello y jugar y explorar las casi infinitas posibilidades creativas que te ofrecerá gracias a su pantalla abatible de 3 pulgadas.

Todo lo que vengo comentando estaría muy bien, pero es que además la X-E4 cuenta con la cuarta generación de sensores X-Trans de 26,1 millones de pixeles y el X-Processor 4 de Fujifilm siendo una cámara que mira de tú a tú a otras cámaras de la marca de mayor precio como la X-Pro3 o X-T4.

El enfoque es muy muy rápido y, si algo se te escapa no será culpa de la cámara ni del objetivo ya que ambos responden a las mil maravillas según mi propia experiencia.

Pese a la sobriedad de sus líneas y lo que pudiera parecer a priori, la cámara en su interior es una auténtica bestia y cuenta con gran parte de las novedades tecnológicas de la marca.

La conectividad y el hecho de poder procesar en ella misma los archivos RAF, así como poderlos pasar en segundos directamente a mi móvil o tableta, la hace perfecta para compartir los archivos de manera rápida.

Una de las cosas que más me gusta de las cámaras de Fujifilm son sus simulaciones de película. Para aquellos, como es mi caso, que no nos gusta demasiado estar editando las imágenes en el ordenador, estas simulaciones nos ahorran mucho trabajo. La X-E4 cuenta con todas las novedades de simulaciones en este sentido.

La X-E4 funciona perfectamente como cámara única gracias a la posibilidad de intercambiar sus objetivos o como segundo cuerpo de apoyo a otros cuerpos mayores de la marca.

Es una cámara perfecta para callejear, para viajes y para la fotografía documental. Una cámara muy divertida y una cámara que me ha devuelto a la esencia de una fotografía pura.