Saraya Cortaville, fotógrafa de la serie X, se llevó la nueva FUJIFILM X-T3 de viaje a Marrakesh (Marruecos) para capturar algunos retratos de viajes de lo más emocionantes. En este artículo narra su experiencia fotográfica tanto con los lugareños como con la última incorporación a la gama de Fujifilm.
Como fotógrafa de retratos y viajes, fui a Marrakesh para probar la flamante FUJIFILM X-T3, cámara de la cuarta generación de la serie X, para comprobar sus posibilidades reales.
Desde siempre me ha fascinado conocer lugares nuevos y era la primera vez que visitaba esta ciudad. Me habían comentado que disfrutaría de las maravillas de unos mercados llenos de color y una ciudad muy vibrante. ¡Llevaban razón! La energía que emana la ciudad es un auténtico regalo para los sentidos: los colores, los aromas y la comida me fascinaron. Pero el CALOR… Madre mía… ¡No me lo podía ni creer! Creo que alcanzamos los 40ºC durante nuestra estancia. Incluso los mismos habitantes empezaron a quejarse del asfixiante sol.
Al igual que hago con la mayoría de los países que visito, quise recapitular de antemano alguna información sobre la zona a través de blogs y guías. Así, me dio la impresión que los lugareños no me lo pondrían nada fácil a la hora de tomar imágenes en las que pudieran aparecer. Pronto pude comprobar que estaba en lo cierto. Sin duda, Marrakesh no es un buen lugar para iniciarse en la fotografía de retratos de viaje. Es necesario tener los nervios de acero para aguantar que la gente te grite desde cualquier rincón. Parecía como si los lugareños tuvieran un sexto sentido para detectar a los fotógrafos. Entre un mar de gestos abruptos y otros improperios, me costó capturar mis típicos retratos de estilo natural y sereno.
¡A mitad de la sesión me pregunté que quién me habría mandado ir a aquel lugar! No obstante, conseguí abstraerme y, con mucha perseverancia, pensé que podría capturar la esencia de la ciudad y de sus gentes, pues, a fin de cuentas, en ellas radica el interés más puro de cualquier lugar. Y si la gente no me dejaba tomar retratos directamente, usaba mis habilidades para intentar que aquello se viera reflejado en mis fotografías e ilustrar al espectador con aquella cultura.
Cuando visito un país nuevo, siempre me quedo impactada por su exclusiva paleta de colores. En Nepal vibré con los azules, en Tanzania me dejé sorprender por los frondosos verdes y en Nicaragua, por los rojos vibrantes. Siempre intento dar un toque de ese color a mis imágenes. En Marruecos descubrí la calidez de los tonos naranjas y rosas de la arquitectura que se alzaba ante mí, con bellos contrastes de color azul en los ropajes.
Tras llegar a las 11 de la mañana, fui a explorar el centro más bullicioso, las sinuosas callejuelas y los callejones de mercadillos a la sombra, así como las zonas más alejadas de la plaza principal y las curtidurías. ¡Acabé con dolor de pies! En lugar de dirigirme al foco turístico principal, siempre intento encontrar la AUTÉNTICA esencia de un lugar para capturar la vida más pura de los lugareños. Mi objetivo fotográfico principal siempre radica en la autenticidad.
Vale, ya sé lo que estás pensando. «¿Y qué pasa con la cámara? Después de la FUJIFILM X-T2 y la X-H1, ¿qué más nos tiene preparado Fujifilm?». (¡Yo pensé lo mismo!). Yo estaba tan satisfecha con mi equipo que no sabía qué más podrían ofrecer para mi deleite. Sin embargo, Fujifilm siempre se las apaña para sorprender con nuevos productos y extras. Ocurre que cuando se prueban los últimos avances, ya no se puede vivir sin ellos.
La X-T3 responde bastante mejor que la X-T2. Seguro que gran parte de la culpa la tiene tanto el nuevo sensor X-Trans CMOS 4 retroiluminado de 26 MP como su motor de procesamiento de imágenes X-Processor 4. Resulta algo bastante notorio, sobre todo para alguien con mi estilo fotográfico, pues siempre busco sujetos en movimiento e intento anticiparme a las escenas que se suceden ante mí. Disparé bajo condiciones con muy poca luz y, aun así, el enfoque respondía muy bien.
La X-T3 cuenta con más puntos de enfoque todavía (425), lo cual me parece maravilloso para realizar composiciones dinámicas. Ahora siempre uso el joystick para enfocar y me olvido de tener que volver a encuadrar con él. Es bastante más preciso y me permite colocar al sujeto justo donde quiero en los límites del encuadre.
Los colores del modo de simulación de película ETERNA son apabullantes y ofrecen una calidad cinematográfica. Los colores son más vibrantes cuanto menos haya que editarlos, es decir, puedo disfrutar más tiempo como una feliz fotógrafa capturando bellos retratos y pasar menos tiempo sentada frente a una triste pantalla de edición.
La cámara tiene un empaque muy parecido al de la X-T2. La mayor diferencia que encontré fue que la empuñadura de la parte derecha de la cámara gozaba de mayor ergonomía y se adaptaba mejor a la mano. Esto es especialmente útil al montar objetivos de mayor tamaño. Mi favorito es el XF50-140mm, por lo que la experiencia es óptima.
Cabe destacar que tiene un peso similar, lo cual es positivo. Como viajera activa, intento comprar vuelos baratos y llevar únicamente equipaje de mano. Así, con mi equipo y ropa para 3 días, puedo llevar todo lo necesario en mi estupenda bolsa Billingham. ¡Quién lo habría imaginado antes de la serie X!
A pesar del sofocante calor, la reticencia de los lugareños a ser fotografiados y lo apretado del calendario, puedo asegurar que aquel viaje fue una auténtica maravilla. Sin embargo, logré conseguir lo que necesitaba.
Me encanta ser fotógrafa, ¡me siento la mujer más afortunada del mundo! Poder viajar a lugares de ensueño, cámara en ristre, es un verdadero privilegio. ¡Y con la X-T3 ahora será más emocionante todavía!